En el siglo XVI, los marineros del sur de Francia llamaban
en tono humorístico dame- Jeanne a las botellas gruesas que hoy llevan cinco, diez
o veinte litros, comparándolas con mujeres ventrudas.
La palabra apareció por primera vez en 1586, en una obra de
René de Laudonnière –el conquistador francés de Florida–, y Corneille la empleó
en 1601 con la forma damejane, equivalente al catalán damajana y al provenzal
damajano.
La Academia incluyó damajuana en su diccionario por primera
vez en 1853, como voz de Andalucía.